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Se trata de un edificio único en su concepción encuadrado dentro de la corriente organicista. El arquitecto Francisco Javier Sáenz de Oiza trabajó en colaboración con Juan Daniel Fullaondo Errazu, Rafael Moneo Vallés y el ingeniero Carlos Fernández Casado, responsable de la estructura. El proyecto se realizó en 1961 y su construcción se prolongo desde 1964 a 1969. Se trata de una torre de hormigón visto donde los pilares y las vigas han sido sustituidos por muros portantes que persiguen un planteamiento de solidez y resistencia, permitiendo insospechadas fórmulas expresivas. La pretensión de Oiza era crear un edifico que creciera orgánicamente como un árbol. El resultado es una estructura que agrupa diferentes tipos de vivienda, apartamentos, pisos y dúplex, recorrida verticalmente por ascensores e instalaciones, rodeada de terrazas curvas. Un volumen de hormigón circular situado en el centro del edificio alberga la escalera en espiral, así como todas las funciones principales, a modo de tronco que vincula y distribuye cada nivel. Se divide en 23 plantas de viviendas y oficinas, una planta adicional en el punto mas alto, dos plantas de sótano, la planta de acceso, otra de instalaciones generales y la azotea, donde se ubica una serpenteante piscina.

Periodo: 1968

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