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Sobre el solar del desaparecido palacete del vizconde de la Maza, diseñado por Antonio Palacios, se levanta este edificio proyectado por Rafael de La-Hoz Arderius en 1975 y construido entre 1977 y 1983. Se construyó como sede bancaria, pero tras varios avatares y cambio de propiedades fue alquilado por Catalana Occidente. En el 2010, en no muy buen estado y con plantas vacías, se decidió cerrar para ser remodelado. Fue el hijo del propio arquitecto quien se encargó de la remodelación, y de recuperar los conceptos originales.

El edificio está conformado como un paralelepípedo de vidrio de plantas cuadradas y diáfanas, el cual se cuelga desde la plataforma en ménsula de un núcleo de hormigón de comunicaciones y servicios, que se sitúa descentrado en su parte posterior, pareciendo flotar así sobre un cuerpo horizontal de basamento al que no llega a tocar. Su doble piel de vidrio, rosado en el interior y mateado en la flotante envolvente externa, busca una sensación atmosférica e inmaterial que no define escala, convirtiéndolo en un objeto de presencia cambiante según la luz y el momento del día. Plena de alardes técnicos, esta obra contrapone sus volúmenes abiertos con los cierres de travertino blanco del núcleo sustentante y con el modelado de rampas y plataformas interiores y exteriores que lo asientan en el terreno, trabajadas en el mismo material.

Periodo: 1983

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