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El palacio del infante don Luis es uno de los mejores ejemplos de arquitectura palaciega del siglo XVIII.

Hijo menor de Felipe V y hermano de Carlos III, don Luis fue titular del señorío de Boadilla tras adquirirlo en 1761 a la marquesa de Mirabal. En un primer momento el infante inicia la restauración de la antigua residencia de los anteriores propietarios, la Casona de las dos Torres, pero finalmente decide levantar en su lugar un nuevo edificio.

El palacio fue proyectado por Ventura Rodríguez, llevándose a cabo su construcción entre 1762 y 1765. Antonio de Machuca y Vargas y otros discípulos de Rodríguez se ocuparon de las obras. Planteado inicialmente como una villa de recreo en la que poder disfrutar de la caza, el palacio se convertiría más tarde en la residencia del infante. En 1776 el matrimonio del infante con María Teresa de Vallabriga ocasionó su traslado a Arenas de San Pedro, tras ser desterrado de la corte, iniciándose un largo proceso de abandono del palacio. El conjunto se sitúa en una ladera con una pronunciada pendiente, disponiéndose en tres terrazas a las que se accede a través de escalinatas. En el nivel superior se encuentra el edificio, de planta alargada y sin patio, rematada en los extremos por dos pequeños torreones que amortiguan la horizontalidad de la fachada principal. La complejidad de la configuración tripartita del inmueble y de su distribución interior se debe a la adaptación a la anterior construcción. Los problemas de articulación del espacio no permitían la presencia de escaleras monumentales ni pasillos. No obstante, frente a la gran sencillez de su exterior, el interior se caracteriza por su suntuosidad, especialmente en la capilla. Obra maestra del barroco clasicista, en ella se encuentra el mausoleo de la condesa de Chinchón, segunda hija del infante y esposa de Manuel Godoy, realizado por Valeriano Salvatierra. Por su parte, en la sacristía se sitúa el sepulcro de María Luisa de Borbón y Vallabriga, duquesa de San Fernando de Quiroga.

Los jardines, pieza clave del palacio, se extienden hacia el sudeste en tres grandes terrazas. Rompen con los cánones ideales tardobarrocos, respondiendo a un diseño de clara influencia italiana. Los dos superiores se ajardinaron de manera geométrica, colocándose entre ambos la fuente de las Conchas, diseñada por Ventura Rodríguez y hoy conservada en el Campo del Moro.

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