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Basilio Avial y Peña nace en Madrid en 1874, en el seno de una acaudalada familia de la burguesía. Su abuelo, Basilio Avial y Roda, se instaló en la capital en la década de los 40, y debido a la rápida prosperidad de sus negocios se convirtió en uno de los accionistas más destacados del Banco de Madrid. Sobrino también de los poderosos condes de Albox, entró a formar parte de los círculos de poder de la España de la Restauración, llegando a ser mayordomo de semana de Su Majestad.

Avial decidió situar su palacete en una de las zonas más en boga de la alta burguesía madrileña, el Barrio de Lista. Un hotel caracterizado por la ostentación y el eclecticismo, donde los ecos del barroco francés se combinan con el historicismo propio de finales del XIX. Tras la realización del proyecto, Isaac Rodríguez Avial, tío paterno del propietario, arquitecto y primer promotor renunció a construir el edificio, que fue terminado en 1902 por José Purkiss.

El edificio principal es de planta cuadrangular y muestra un aspecto macizo. En la esquina en diagonal se sitúa el torreón, compuesto por semisótano, bajo, primera y segunda planta, una buhardilla, y las escaleras de servicio. Siguiendo el modelo de los edificios de la época, en la planta baja se situaban las salas de representación, organizadas en torno a un patio central cubierto por un lucernario metálico de vidrio policromado. Las salas, pavimentadas con tarima de madera, estaban decoradas con molduras de escayola y pequeñas ménsulas. El hall ornamentado con zócalo, friso y techo artesonado sigue el estilo neorenacentista español que continua a lo largo de la escalera formada por dos tramos con pasamanos de madera y decoración en bronce en balaustres y remates. En esta sobresale la gran vidriera policromada, diseño del arquitecto Pascual Herraiz y Silo y datada en 1902. De aspecto colorista, muestra temas naturalistas, figuras femeninas, infantiles o fantásticas con rasgos modernistas.
En la primera planta o piso noble se encontraban las habitaciones de la familia. Sobre el patio, a esta altura, la galería funcionaba en ocasiones como distribuidora de las estancias. La servidumbre era relegada a la segunda planta. En el semisótano estaba ubicada la cocina, el lavadero, la bodega y la despensa. Las cocheras formaban una L con dos niveles. Incluían cuartos para la servidumbre, la panera y la pajera. Este pabellón seguía el modelo arquitectónico del palacete, pero difería en el empleo de una decoración en ladrillo propia del neomedievalismo.

Poco después del fallecimiento de don Basilio, a finales de 1925, la familia decide deshacerse del inmueble. Tras la Guerra Civil, se instalaría en él lo que sería el germen de la actual Organización Nacional de Ciegos de España. Desde la inauguración de su sede en 1946, la ONCE siempre ha mantenido el respeto hacia los elementos estructurales y decorativos que singularizan a este palacete, destinándose las viejas cocheras a la impresión de sus célebres cupones.

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